Vinilo se encuentra en la estantería esperando a que Susana le escoja. Miradla, por allí viene: pelirrojas las trenzas, inquieto el corazón. Una mano se acerca lentamente. Las reproducciones por minuto de Vinilo empiezan a impacientarse. No ha habido suerte. Es La Metamorfosis quien ha sido rescatada del estante de madera. Oscuro. Claro. Nuevo día. Polvoriento y adormecido, Vinilo se despierta posado en el tocadiscos. A 33. Reproducir. Suenan los primeros acordes, inundan toda la habitación. Susana baila sola, moviendo sus trenzas al compás. Es feliz aunque sea por un instante. Los vinilos son pedacitos sonoros de felicidad que compramos en las tiendas de discos. No nos venden un objeto insulso, nos venden verdad, historia, nos venden música y eso es sin duda, de lo mejor que hemos creado.
Sandra Eme (Valencia, España). I Concurso de Microrrelatos Bidtobid.